El reto del músico católico

Estamos llamados a componer música para la eucaristía, también a revisar que lo que cantamos es “católico” y litúrgico


El reto del músico católico es poder responder competentemente a tres problemas:

1.       Sentirse músico en permanente formación. Todas las personas que colaboran con la música en la eucaristía, sin excepción, son músicos en proceso de formación y ninguno debe creer que ya sabe todo acerca de su oficio.

Es frecuente encontrar personas que no se consideran músicos solo porque no tienen
titulación y usan este argumento para excusar ciertas deficiencias en lo técnico de su interpretación musical o de sus conocimientos en lo litúrgico. También encontramos aquellos que creen que lo saben todo y se cierran por completo a las capacitaciones, actualizaciones e incluso a las correcciones de sus colegas. En ambos casos es importante recordar que el aprendizaje musical no tiene fin.
 
2.       Hacer música de calidad. La afinación, la buena armonización y el ensamble de los instrumentos y las voces demanda tiempo de estudio, sin esas tres cosas en nuestro ministerio entorpecemos la acción litúrgica.
 

No cabe duda que vivir una eucaristía en la que hay aun adecuado acompañamiento musical (indistintamente del carisma o el carácter) nos permite tener una experiencia más espiritual que cuando escuchamos a un ministerio que no da pie con bola ni en lo musical ni en lo relacionado con el repertorio.
 

3.       Ser del siglo XXI, pero ser litúrgicos. Como músicos católicos estamos llamados a componer música para la eucaristía, también a revisar que lo que cantamos es “católico” y litúrgico. La modernización del repertorio no debe sacrificar la acción litúrgica de nuestro ministerio.
 

Es triste ver que día a día los compositores católicos concentran su energía y su talento compositivo a la realización de música “de consumo” o extra eucarísticas. Por otro lado, la ausencia de catálogos de cantos litúrgicos actualizados junto al aparente desinterés por indagar nuevo repertorio, ha permitido que más y más músicos parroquiales encuentren salida  al repertorio litúrgico sobre utilizado en los cantos “NO CATOLICOS”
 
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Comentarios

  1. Mi opinión sobre el uso de cantos alegadamente no católicos va dirigido a entender que algunas canciones alegadamente católicas fueron escritas por personas que no contemplaron la importancia de la parte terapeútuca en toda expresión musical. Sabemos que mediante la musica que escuchamos y promovemos podemos contribuir a crear ambientes más relajados y hasta meditativos. No estoy hablando de cantar una canción que me guste porque mi voz cantándola se oye más bonita o me convierte en alguien comercialmente atractivo a mis ojos. Estoy hablando de que hay melodías religiosas que fueron escritas de forma tan mecánica y para un propósito particular dentro de laa misas que por ello perdieron la espontaneidad y paz que en los tiempos que vivimos podría crear dentro del templo un clima de mayor apertura y paz a cualquier persona que esté pasando por múltiples conflictos propios de nuestro mundo moderno. Eso también es importante y la música contribuye también a evangelizar por efecto de la empatía.

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