La música católica de consumo y su influencia en la liturgia


"Es momento que los sacerdotes presten atención a lo que se está sacrificando cada vez que permiten durante la misa que sus ministerios interpreten músicas que no responden a la liturgia, ellos deben poner esta situación a la misma altura de remplazar el vino de consagrar por gaseosa".
 
Se han preguntado por qué razón en las emisoras católicas o Canales de YouTube de música católica no se divulga música para la liturgia o más interesante aun preguntarse por qué razón la mayoría de los jóvenes compositores católicos no le apuestan a composiciones para la liturgia.

En cuanto a la primera pregunta, es necesario recordar que la programación de las emisoras y canales de YouTube tiene como fin consolidar audiencia, esto implica apostarle a las composiciones que responden a la tendencia del momento. Es así que todas las producciones que estén por fuera de la tendencia simplemente no suenan o no se programan.

Podemos identificar que existe en la música católica cuatro grandes categorías, la música docta, música tradicional, música litúrgica y música de consumo y de todas ellas la única que suena seguido en las emisoras católicas es la última. La música católica de consumo es toda aquella que responde a la estética predominante del “góspel” en Latinoamérica, impuesta por artistas no católicos. En cuanto a las demás categorías, parece que están destinadas a sonar en la radio solo en las transmisiones en vivo de misas y predicaciones donde se usen o en las franjas de madrugada.

Acerca de la segunda pregunta, los compositores católicos parecen estar en una de dos orillas, bien en la música de consumo o en la música docta, esta última, no necesariamente es litúrgica.  Pero definitivamente hay más jóvenes compositores que dedican su inspiración a consolidar obras que respondan a la mencionada estética “góspel”.

Hay que mencionar que esta tendencia compositiva ha ocasionado que se recurran a dichas composiciones católicas para la liturgia, a fin de cambiar el repertorio ya desgastado por generaciones, lo que resulta un problema grave para la identidad de nuestra música en el oficio sagrado.

Poniendo estas dos situaciones en perspectiva, resulta preocupante que muchos ministerios católicos no puedan ver la diferencia entre la música de consumo que es música para escuchar a toda hora, y la música litúrgica que tiene un uso específico, una duración distinta y un objetivo diferente, si bien es posible componer música litúrgica desde la estética “góspel” respetando siempre las más estrictas normas, esto no significa que por naturaleza la música católica de consumo creada desde esta estética sirva para la liturgia.

Es imperativo que los compositores católicos en Latinoamérica presten atención a la enorme necesidad que tienen nuestras comunidades parroquiales de nuevo repertorio litúrgico, no puede seguir sucediendo que la única fuente de repertorio litúrgico  en idioma español siga siendo un país  (España), por otro lado, es hora de que los ministerios musicales católicos que han venido incorporando canciones NO católicas o NO litúrgicas dentro de la misa observen la enorme oportunidad que tienen de renovar el repertorio litúrgico con composiciones desde la estética que han venido trabajando que favorezcan la labor ministerial del canto en la Eucaristía y no a las pretensiones de cambio o renovación que rayan con la herejía. También es momento que los sacerdotes presten atención a lo que se está sacrificando cada vez que permiten durante la misa  que sus ministerios interpreten músicas que no responden a la liturgia, ellos deben poner esta situación a la misma altura de remplazar el vino de consagrar por gaseosa.


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