La misa es aburrida: las tres razones por las que algunos ministerios musicales hacen esta afirmación
La música no hace menos aburrida la misa, mas bien, la complementa y la enriquece. Pero toda vez que la música NO está ligada con la eucaristía y se vuelve protagonista, hace que el feligrés piense que sin la música el encuentro con Dios es aburrido.
No hace muchas décadas, en Bogotá reinaba en las misas una estética musical
sobria, en la que el órgano y las voces de la asamblea eran los protagonistas,
los cantos eran ricos en su poesía (pensada desde la teología y la eucología) y
las melodías evocaban solemnidad y veneración, luego, de la mano de los
misioneros de centro américa y países como chile y ecuador, prolifero el
repertorio de cantos de la teología de la liberación su contenido llamaba a la
asamblea al trabajo en comunidad y a observar la práctica de la justicia en
todos los niveles de la sociedad, la música estaba basadas en los aires folclóricos
de los países Latinoamericanos. Finalizando el siglo XX, con la apertura de Colombia
a mercados que proveyeron las tiendas musicales de instrumentos a precios muy
accesibles, sumado a la aparición de la internet que facilitó el acceso a los
mercados musicales antes inaccesibles, por otro lado, el crecimiento de las
congregaciones NO CATOLICAS que impactaron con su música y retorica la
religiosidad de muchos bautizados y por último el aumento de adeptos a la RCC (renovación
carismática católica) movimiento que básicamente incorpora en sus encuentros la
estética musical del góspel y el carisma que caracteriza los servicios NO católicos
(esto solo por poner un referente). Estos elementos ocasionaron que durante las
últimas décadas, la liturgia eucarística sufriera cambios importantes en
materia de música, en la actualidad se remplaza el órgano y la asamblea, por la guitarra eléctrica
la batería el teclado y un solista o coro, la solemnidad se cambió por festividad
y la veneración por adoración y alabanza, en cuanto al repertorio se puede
decir que casi nunca es litúrgico, que no siempre es católico y que dice poco
ya que algunos están diseñados para que se repita la misma frase e invitar al feligrés
a un encuentro personal con Dios o simplemente para incitar a una especie de histeria
espiritual.
En la actualidad las parroquias tienen ministerios provistos con
instrumentos musicales al mejor estilo de las agrupaciones de las iglesias evangélicas
(llamadas equivocadamente góspel o cristianos), incorporan cantos evangélicos, son excelentes
animadores de asambleas y lo más importante se cuestionan del papel de la música
en la liturgia, parece que muchos han llegado a la conclusión que la música
ameniza la misa para que no sea aburrida, que la liturgia debe cambiar porque es
aburrida, y que la música litúrgica es aburrida.
La música ameniza la misa para que no sea aburrida
no se puede negar el poder de la música en el ser humano, conmueve, alegra
y congrega, tampoco la gran importancia que el canto tiene en la liturgia ya
que su función primordial es enaltecer la acción litúrgica y en consecuencia
(como está previsto en la liturgia no cantada) la participación de la asamblea.
Desde esta perspectiva, la acción y función de la música pierde sentido cuanto
menos ligada con la liturgia este, pero a su vez, si la música es muy
enriquecida y además no litúrgica, puede quitarle protagonismo a la palabra y a
Jesús Eucaristía. No se trata que la música sea pobre (sin instrumentos) o que
solo sea de sonoridades tradicionales, sino que esté ligada a la liturgia y a
los tiempos litúrgicos.
En conclusión, la música no hace menos aburrida la misa, mas bien, la complementa y
la enriquece. Pero toda vez que la música NO está ligada con la eucaristía y se
vuelve protagonista hace que el feligrés piense que sin la música el encuentro
con Dios es aburrido. La música durante la liturgia catequiza a la asamblea y se debe cuestionar lo que se enseña con los cantos no litúrgicos.
La liturgia debe cambiar porque es aburrida
A la anterior afirmación va la idea que se tiene de música liturgia, en la mayoría
de los casos las personas experimentan agrado y afinidad con cada momento de la
eucaristía con los símbolos y signos de la presencia de Dios, sin embargo, para
muchos bautizados el vehículo de su experiencia de fe es la música por lo que
sienten que las formas musicales litúrgicas tradicionales abren una brecha
entre Dios y el hombre de hoy, en consecuencia si se cantan cosas no litúrgicas
o góspel se acercarán más a Dios y la base de esa tesis es que esa música es más
agradable. De seguro tienen razón, pero no de la manera que ellos piensan, el
problema no es la música litúrgica o no radica en que la música litúrgica por
naturaleza sea aburrida, esta música debe responder a la cultura, cuando no es así,
se pierde el sentido de todo lo que sucede en el oficio sagrado. Esto significa
que si se hacen composiciones litúrgicas que respondan a la cultura y a la estética
musical predominante de las asambleas, esa brecha se cierra.
No se trata que la liturgia tenga que cambiar porque es aburrida, al católico
le gusta la liturgia lo que pasa es que la música litúrgica ya no le dice nada
y deducen que la música litúrgica en sí misma es la liturgia. Esto es una invitación
directa a los compositores jóvenes en especial a los de la RCC para que se
esfuercen por proveer a la iglesia de composiciones enteramente LITURGICAS pero
pensadas desde formas y formatos musicales contemporáneos y populares.
La música litúrgica es aburrida
¿Pero cuales son las características que hacen que un canto sea o no litúrgico?
La respuesta es simple, un canto es litúrgico por su lírica y la coherencia que
tiene con el carácter del momento de la misa para el que ha sido creado, es
decir si un canto dice "Señor ten Piedad, Cristo ten piedad, Señor ten piedad" y además
promueve la aclamación de misericordia al Padre, ese canto es litúrgico. Nada tiene
que ver con la armonía, el formato de instrumentos o la forma de la canción,
solo con el contenido y el ambiente que crean.
Así que la música litúrgica será aburrida si no es afín con el gusto
musical, la tarea del músico católico es transformar el repertorio litúrgico existente
para que este transmita su mensaje con eficacia, también es tarea del músico
crear cantos que coherentes con la liturgia, la cultura y la estética de cada
comunidad enriquezcan la liturgia.
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